Bolas chinas, conos vaginales, vibradores, masajeadores íntimos, incluso la fea palabra consolador…es utilizado para referirnos a ese conjunto de «juguetes sexuales» que además de darnos placer y enriquecer nuestras relaciones sexuales, nos ayudarán a cuidar nuestro suelo pélvico.

Podemos encontrarlos de todas las formas, tamaños, colores, materiales… y ya no sólo se venden en los “sex shop”, sino también en las farmacias. Su estética se ha adaptado a la estética moderna de mujeres inquietas, que buscan algo más que la tradicional forma fálica, en busca de una vida más saludable y plena.

Se han puesto de moda en los «tupper-sex», son motivo de regalo y juego en despedidas, y quién no ha ido alguna vez a un sex-shop y ha preguntado por la utilidad de los mismos…

Pero estos «juguetes», cuya función va mucho más allá del juego en el sexo, es necesario no solo que los conozcamos, sino que se utilicen de una forma adecuada.

Suelos pélvicos hipertonificados por exceso de bolas chinas, dispositivos para realizar los ejercicios de kegel usados en mujeres en las que ese tipo de trabajo no era necesario, y «recetas» de manos de «gurus del sexo» sin ningún tipo de formación académica, no solo no han beneficiado a nuestro suelo pélvico y función sexual, sino que en muchas ocasiones ha terminado dañándolo, y poniendo en un lugar «poco adecuado» a estos dispositivos.

Los ginecólogos, conocedores de la anatomía femenina, los recomiendan, los fisioterapeutas especialistas en suelo pélvico, también los aconsejan e introducen en la rutina de ejercicios para casa, incluso las farmacias cuentan con stand destinado a los mismos, y los farmacéuticos tienen que resolver las dudas de clientes interesados en el tema.

¿Pero realmente sabemos cómo usarlos, cómo recomendarlos y en qué casos? ¿Podríamos considerarlos herramientas para la reeducación del suelo pélvico?

Lo primero a señalar es que siempre que haya patología se debe recomendar que la paciente acuda al especialista que podrá pautar el tratamiento más adecuado después de una valoración.

Pero si hablamos de prevención tal vez sea más recomendable el uso de un vibrador que de una bola china.

El masaje realizado con un vibrador tiene los efectos positivos del orgasmo: la mejora de la lubricación vaginal; la estimulación de la musculatura lisa de la vagina responsable del cierre vaginal (lo que aumenta las sensaciones durante la penetración); la contracción de la musculatura lisa y estriada durante el orgasmo que mejora el trofismo de los tejidos; y además la liberación de oxitocina que como todos sabemos tiene importantes efectos positivos en el organismo. Todo esto se traducirá en una mejor calidad del suelo pélvico.

En lo que a las bolas chinas se refiere debemos saber que, si las usamos como ayuda para la reeducación, sólo se emplea una . Por esta razón algunos laboratorios nos ofrecen dispositivos vaginales que pueden variar su peso y que se usan de uno en uno. Su modo de empleo debe ser meticuloso y tener en cuenta las siguientes recomendaciones.

Para empezar no se deben usar sin una valoración previa en la que se compruebe que esa musculatura que debe soportar la bola no esté demasiado debilitada y vaya a empeorar con su uso, o que el grado de abertura vaginal sea tan grande que la mujer no sea capaz de sujetar la bola y esto le genere gran frustración. Por otra parte no se deben usar pidiendo que la mujer cierre la vagina, ya que la mayor parte de las fibras  de los músculos del suelo pélvico son posturales. Las fibras musculares posturales o tónicas se caracterizan por ser fibras lentas que se fatigan poco. Su función principal es la de mantener o dar estabilidad, sujeción y soporte de otras estructuras durante la bipedestación garantizando una correcta contención visceral. El cierre de los esfínteres durante ciertos momentos como la tos o el estornudo son actividades musculares relacionadas con fibras rápidas, mucho más fatigables y en número mucho menor que las anteriores.

Su uso correcto empieza por una correcta colocación. Se introduce la bola (sin demasiado lubricante para que no se resbale) y se tira del cordón para asegurarnos que ha quedado bien colocada, ni muy dentro ni muy fuera. A continuación se le recomienda a la mujer que esté aproximadamente cinco minutos con la bola puesta mientras anda o realiza cualquier actividad en bipedestación. Si durante este tiempo la bola no se ha salido espontáneamente la mujer podría tolerar aplicaciones más largas. El máximo que se recomienda al día es de 20 minutos pero si la bola se cae será necesario acortar los tiempos con la idea de no fatigar demasiado el músculo.

Las estadísticas con respecto al uso de las bolas chinas no son, a día de hoy, muy claras, y menos si no son utilizadas y pautadas por un experto. En aplicaciones tras valoración y uso adecuado, sí parece aumentar la fuerza de los músculos del suelo pélvico y genera una mejora lubricación de las paredes vaginales.

Las mujeres seguimos en la búsqueda de la «salud vaginal», de la mejora de la calidad de vida, de la prevención de lesiones y la mejora de la salud sexual… y si para ello hay que jugar con juguetes… juguemos!!!

Cristina Salar

Doctora en Fisioterapia

Especialista en Suelo Pélvico y Sexología