por admin | Abr 22, 2020 | Uncategorized
¿Has sentido alguna vez ganas de hacer pis mientras estabas practicando sexo? ¿Has ido a orinar inmediatamente después de terminar una relación sexual? Ambas preguntas eran formuladas por Deborah Sundahl, autora de Female Ejaculation and the G-Spot, a sus alumnas antes de comenzar a explicar en qué consistía el fenómeno Squirt. No, no es una fructífera invención de la industria pornográfica y no, tampoco se trata de un mito recogido de antiguos libros de leyendas sobre culturas lejanas y olvidadas.
Este fenómeno es real, cotidiano y podemos tratar de aprender a producirlo. La cuestión es… ¿dónde nacen tus ganas de vivirlo? ¿tienes curiosidad o te estás obcecando? ¿es por y para ti o quieres hacerlo por otra persona? En general, no tienes que demostrar nada a nadie, pero en sexualidad… mucho menos. El squirt simplemente es otra de las innumerables prácticas sexuales que pueden disfrutarse, o no, en un encuentro erótico.
Pero… ¿De qué estamos hablando?
Un Squirting es el fenómeno mediante el cual se expulsa una abundante cantidad de líquido a través de la uretra. Has leído bien: no por la vagina, si no por la uretra. Proviene, por tanto, de la vejiga urinaria.
Puede ocurrir junto al orgasmo, simultáneamente, o también de manera independiente de este. En la experiencia clínica me he encontrado chicas que disfrutaban más intensamente los orgasmos cuando se acompañaban de squirt, otras que decían que este fenómeno les resultaba placentero, pero no tanto como sus orgasmos habituales y algunas que no notaban diferencia en cuanto a sensaciones y lo descubrían al ver todo mojado.
¿Cómo provocarlo?
Se ha repetido hasta la saciedad que para lograr un squirt era necesario estimular nuestra área G con una técnica específica que combina un ritmo, una presión y un movimiento determinado. Mi experiencia en consulta me permite desmentir esta idea, pues ninguna de las mujeres que me han relatado su manera de desencadenar este efecto describía tal técnica. Tampoco he encontrado estudios científicos al respecto.
Muchas lo lograban por penetración del pene, otras con vibradores, algunas únicamente estimulando el glande del clítoris con sus manos y muchas, muchas otras, haciendo uso del ya best seller succionador de clítoris.
Lo que sí experimentaban frecuentemente era esa sensación como de «voy-a-hacerme-pis», momento que muchas habremos sentido durante el sexo, pero que frenamos pensando que vamos a orinar.
¿Es lo mismo que la Eyaculación Femenina?
No. A pesar de que ambas secreciones comprometen la estructura de las Glándulas de Skene y la Zona G, existe evidencia científica de que son distintas sustancias segregadas por nuestro cuerpo durante la estimulación sexual, con grandes diferencias entre ellas.
¿El Squirt es Orina?
Gary Schubalt llevó a cabo un experimento en los años 90 en el que reunió a un grupo de mujeres que aseguraban expulsar grandes cantidades de líquido durante el orgasmo, evidenció la diferencia entre dos secreciones diferenciadas. Quería saber si alguno de ellos era orín. Introdujo un catéter a todas ellas desde la uretra hasta la vejiga con la hipótesis de que si el líquido salía por el catéter sería orina. Efectivamente en el caso de copiosas cantidades, el líquido salía por el catéter, pero también observó que había otro líquido que lo hacía por fuera del mismo, se trata de la eyaculación femenina.
Otro estudio publicado en la revista Journal of Sexual Medicine recoge el trabajo que un equipo de investigadores del hospital Parly II de Le Chesnay (Francia) llevó a cabo en el que siete mujeres capaces de provocarse el squirt a voluntad, se masturbaban en el laboratorio hasta alcanzar el orgasmo. Los resultados revelaron que a pesar de haber vaciado sus vejigas justo antes del experimento, en el momento del orgasmo, la vejiga se había vuelto a llenar, lo que explica la famosa sensación de tener ganas de orinar durante el coito. Tras finalizar, las pruebas de ultrasonido revelaron que las vejigas estaban nuevamente vacías.
Además, de que el único receptáculo existente en nuestro organismo capaz de contener tal cantidad de líquido, es la vejiga.
¿Por qué entonces las personas que lo experimentan, sus parejas y trabajadores de la industria sexual repiten una y otra vez que no tiene aspecto de orina, no huele como la orina ni sabe como esta?
A pesar de provenir de la vejiga, este fenómeno se produce a causa de las intensas oscilaciones de una hormona diurética, la vasopresina. A causa de la alta estimulación de los riñones y la relajación de la uretra, seríamos capaces de liberar esta especie de orina diluida, que se compone de agua, urea y ácido úrico.
¿Todas las mujeres son capaces de experimentarlo?
Todavía no existe certeza acerca de por qué unas mujeres lo desencadenan involuntariamente junto al orgasmo, otras aprender a producirlo voluntariamente y otras, incluso, son incapaces de lograrlo a pesar de cumplir la estimulación de la misma manera.
En palabras de Manuel Lucas, de la Sociedad Española de Intervención en Sexología, «es un proceso fisiológico que le ocurre a pocas féminas y que depende del desarrollo de la glándula situada entre la vagina y la uretra, la glándula parauretral o también conocida como glándula de Skene».
Todavía nos encontramos caminando en el proceso de investigación y conocimiento acerca de muchos aspectos de la sexualidad femenina, que poco a poco se irán definiendo, pero lo que sí podemos afirmar es que ninguna de estas variaciones del organismo (hacer squirt o no, con mayor o menor dificultad) constituyen un problema. Únicamente son diferencias fisiológicas, como quien puede formar una flor con la lengua o quien alcanza a tocarse la punta de la nariz con la misma.
Si te apetece explorar tu cuerpo y quieres aprender a disfrutar o experimentarlo, te animo a que pruebes, recorras tu vulva, tu clítoris y explores tu vagina, para llevarte a esa sensación previa de urgencia miccional, dejarte llevar y disfrutar de las sensaciones que tu cuerpo te regala. Así que ahora sí, después de leer este pequeño artículo, espero que la próxima vez que sientas ganas de orinar mientras practicas sexo, puedas dejarte llevar -si te apetece- y probar qué sucede en tu cuerpo, sin miedo o pudor y disfrutarlo en soledad o con la confianza de tu pareja sexual.
Marta Torres
Psicóloga y Sexóloga
por admin | Mar 25, 2020 | Uncategorized

Ahora que las redes nos ofrecen miles de opciones para realizar ejercicio en casa… y en muchos de ellos se hacen esfuerzos que pueden ocasionar pérdidas de orina…toma nota.
Os vamos a explicar el “knack perineal” , el mejor truco para evitar pérdidas de orina, con el que podemos proteger nuestro suelo pélvico ante aumentos súbitos de la presión intraabdominal, como toser, reír, estornudar o cargar peso.
La técnica del knack consiste en una contracción fuerte y voluntaria de tu suelo pélvico antes de los esfuerzos, antes de los aumentos de la presión intra abdominal que se producen de manera brusca y repentina, con el objetivo de proteger los músculos del suelo pélvico y evitar a la larga debilitamientos, incontinencia urinaria o prolapso, es decir, descensos de órgano pélvico.
Aquellas mujeres y aquellos hombres que sufren incontinencia urinaria, dificultad para contener los gases o las heces habrán comprobado cómo, con la tos, la risa o los estornudos, esas pérdidas suelen aparecer, de ahí que exista la técnica del knack, con el objetivo de evitar las pérdidas de orina y compensar la presión que está sufriendo el suelo pélvico.
Cuando todo funciona adecuadamente, transverso, diafragma y suelo pélvico funcionan en equipo y van a una cuando se produce un aumento de presión, es decir, al toser nuestro transverso se activa y nuestro suelo pélvico también se activa
No podemos olvidar que la técnica del knack es una técnica voluntaria y que lo ideal es que se realice una rehabilitación abdomino pélvica, es decir, unos ejercicios para coordinar tu transverso y tu suelo pélvico, así como tu diafragma por parte de un fisioterapeuta, de forma que con el aumento de tu musculatura y la automatización de dicha sinergia ya no sea necesario que pienses en realizar el “knack” antes de cualquier esfuerzo.
Sin embargo, en esta situación en la que muchos habréis comenzado un plan de entrenamiento y percibís pérdidas de orina ante el esfuerzo, la tos o el estornudo, la técnica del knack perineal nos puede ayudar en esos primeros momentos en los que todavía no vemos los beneficios del entrenamiento constante.
Nuestro objetivo es que automatices un mecanismo que tenemos de forma natural pero que por diversos motivos se va perdiendo.
Para ello te damos 4 puntos importantes que debes tener en cuenta antes de hacer un esfuerzo, levantar peso, estornudar, toser…
- Autoelongación,
- Pelvis neutra antes y durante el esfuerzo,
- Contracción fuerte de tu suelo pélvico y cierre de tus orificios perineales (como si quisieras aguantar el pipí o un gas)
- Coactivación de la musculatura del core, a través del transverso del abdomen (metiendo el ombligo hacia dentro y hacia arriba como si no te estuviera un pantalón y quisieras cerrarte la cremallera)
Antes de practicar esta técnica ante el esfuerzo es conveniente que lo practiques en una situación de relajación para luego incorporarla al esfuerzo.
Por ejemplo, puedes contraer fuertemente 1 segundo, relajar 5 segundos y repetir 10 veces este tipo de contracción.
Es muy importante dejar ese tiempo para relajar, si no, lo que vamos a conseguir es contraer contraer, contraer y llega un momento en el que no podemos contraer más porque no le damos tiempo a nuestros músculos a relajarse.
Cuando controles y domines la técnica ya puedes ir incorporándola al esfuerzo ante situaciones de tos, estornudo o práctica deportiva… y comprobando que poco a poco esta orden voluntaria se automatiza sin necesidad de estar pensando en ella.
Porque aunque nos encantaría poder estar a tu lado enseñándote… esperamos que estos consejos te ayuden a seguir manteniéndote activa y sin perdidas.
por admin | Oct 24, 2019 | Uncategorized
El mito de que cuando llega la menopausia el sexo se termina, es solo eso… un mito. Nada más lejos de la realidad. Aunque no existen estudios científicos que concluyan que la menopausia disminuye el deseo sexual, es cierto que los problemas propios de esta etapa pueden representar un inconveniente. Según el estudio “Climaterio y Sexualidad”, el 60% de mujeres que antes de la menopausia no presentaban alteración de su función sexual, posteriormente sí la presentan.
Entre los 45 y los 55 años, las mujeres entran en la menopausia. En esta etapa se produce el cese de la actividad ovárica (no hay producción de estrógenos), la desaparición de la mestruación y, por tanto, la capacidad de reproducción. Pero también hay otros cambios, no menos importantes, generados por la disminución de la producción de hormonas que, si bien pueden variar según cada persona, afectan en esta época de la vida de la mujer y que pueden provocar insomnio, sofocos, cambios emocionales, problemas ginecológicos y mayor riesgo a sufrir osteoporosis y enfermedades del corazón.
Todos estos cambios han hecho que las mujeres sufran en silencio los mismos y esto genere el «dar por sentado» ciertas afirmaciones no del todo ciertas… por lo que hay que romper el tabú y hablar del tema.
Con la llegada de la menopausia, tus músculos, huesos y articulaciones necesitan un extra de atención para estar en forma. La disminución de los niveles hormonales repercute sobre el tono, la fuerza, la elasticidad y el trofismo de tus tejidos, también en el suelo pelvico, por eso es importante que te reserves un tiempo en la agenda para cuidarte, prevenir y realizar ejercicio físico que mejore tu condición y salud sexual.
La mejor manera de disfrutar del sexo a partir de los 50 es conocer bien los problemas que se pueden presentar con el fin de enfrentarse a ellos.
Las dificultades más frecuentes a esta edad son:
- Disminución del deseo sexual o deseo sexual hipoactivo (TDSH). Es la falta de deseo de cualquier forma de actividad sexual, y la angustia personal que esto conlleva.
- Dolor asociado a la actividad sexual. La dispareunia, el más frecuente, es un trastorno que provoca dolor durante las relaciones sexuales. También existe el vaginismo, que se presenta cuando existe una contracción involuntaria de grupos musculares perineales que impiden la penetración.
- Síntomas propios de la menopausia. Al disminuir la producción de estrógenos, se generan síntomas que pueden dificultar las relaciones sexuales como sequedad en la zona genital, poca lubricación vaginal, ardor o dolor al orinar.
- Incapacidad de alcanzar el orgasmo por debilidad del suelo pélvico o secundario a alguna patología del mismo.
- Factores psicológicos como consecuencia del cambio hormonal y que pueden ocasional disminución del deseo sexual.
- Otros factores como el estrés o la falta de una pareja estable también pueden dificultar disfrutar del sexo a partir de los 50.
Lo cierto es que, al contrario de lo que muchas personas piensan, este es un momento ideal para disfrutar del sexo: no hay riesgo de embarazo, la mayoría de las mujeres conoce bien su cuerpo, es una época más estable y en la que se tiene mucho más claro lo que se quiere, así cómo el tiempo y posibilidades para conseguirlo.
Así que por qué no empezar a cuidarse en esta etapa, prevenir los posibles problemas que puedan darse, y ponerse en manos de un sexólogo o fisioterapeuta del suelo pélvico, para que nos ayuden a tener una salud sexual plena….también en la menopausia.
Cristina Salar
Doctora en Fisioterapia y Especialista en Suelo Pélvico
Marta Torres
Psicóloga y Sexóloga