por admin | May 5, 2020 | Uncategorized
¿Cómo podrán ser nuestras relaciones sexuales tras la pandemia por COVID19?
La llegada de esta pandemia ha sacudido nuestra normalidad, nuestra cotidianidad tal y como la conocíamos, el mundo se ha paralizado, confuso y asustado, y nos hemos unido para afrontar esta situación de alarma socio-sanitaria estableciendo medidas de protección. Hemos adaptado nuestra rutina: hemos parado o tele-trabajado, hemos hecho pan, bizcochos, mucho ejercicio en casa, hemos aplaudido y colgado arcoiris en las ventanas, y hemos ideado mil y una actividades para mantener felices a nuestros hijos. Un mes, dos meses…
Seguimos siendo empáticos, responsables y solidarios a un mismo ritmo y ya iniciamos el proceso de desescalada: volveremos a ver pronto a nuestros amigos, familiares y… parejas sexuales. Se comienza a escuchar el término “Nueva Normalidad” que hace referencia a esos nuevos hábitos de limitación del contacto interpersonal y medidas de higiene que ya forman parte de nuestra conducta habitual. Parece que esta Nueva Normalidad será nuestro estilo de vida en el futuro a corto y medio plazo. Y como es natural, aparecen algunas dudas con respecto a la sexualidad.
¿Sabías que el derecho al placer sexual es un derecho humano fundamental y universal? Todas las personas tenemos once Derechos Sexuales que fueron definidos por la World Association for Sexual Health (WASH) y tenemos la responsabilidad de protegerlos adaptándonos a la situación social histórica en la que vivamos.
¿Cómo será la sexualidad en este nuevo periodo de Nueva Normalidad?
En un escenario en el que el contacto social está limitado a una distancia de seguridad con personas con las que no convivimos y el contacto entre mucosas y fluidos personales es una práctica de riesgo y vía de contagio de la COVID-19, las relaciones sexuales necesariamente deberán verse modificadas. Es un momento ideal para derrocar al coitocentrismo y apartar la mirada de la visión tradicional de sexo en la que la única y principal práctica erótica considerada como “sexo” es la penetración pene – vagina.
¿Cómo saber qué prácticas sexuales son de riesgo para el contagio?
La única manera de conocer en qué situación me expongo al peligro, es prestar atención a la evidencia científica existente, a pesar de que esta es todavía escasa e insuficiente:
El informe sobre el primer estudio llevado a cabo sobre la presencia de la enfermedad en el semen, muestra que que el COVID-19 está ausente del semen y los testículos en hombres infectados por COVID-19 en las fases aguda y de recuperación. Por lo tanto, concluye que es muy poco probable que el COVID-19 pueda ser transmitido sexualmente por hombres (C. Song et al., 2020).
Otro estudio llevado a cabo en Huazhong University of Science and Technology de Wuhan concluye que aún no existe evidencia de que la enfermedad SARS-COVID-2 se transmita sexualmente, ya que no hubo presencia de las mismas en las muestras vaginales de las mujeres (Pengfei Cui et al., 2020).
A pesar de ello, es importante señalar que además de en los hisopos orofaríngeos, el COVID también se ha detectado en sangre, orina e hisopos faciales / anales, lo que sugiere otros posibles medios de transmisión sexual(C. Song et al., 2020). Por tanto, conociendo que la principal ruta de transmisión de esta enfermedad es a través de gotas respiratorias, también se confirmó que sería posible el contagio mediante contacto oral-anal (Pengfei Cui et al., 2020).
La debilidad principal de los estudios anteriores consiste en su visión pobre y reduccionista del término “sexualmente”, bajo el que se asume únicamente la actividad entre semen, pene y vagina. Por tanto y de momento, sus conclusiones son peligrosas ya que no se ajustan a nuestra realidad sexual, en la que llevamos a cabo un amplio y diverso juego erótico que compromete a muchas otras áreas del cuerpo y actividad como puede ser el sexo anal, el sexo oral, el sexting, la masturbación, sexo entre mujeres o sexo entre hombres.
La Nueva Normalidad Sexual
Ya sabemos que según la ruta de transmisión, las medidas preventivas actuales, incluido el mantenimiento de una buena salud personal y ambiental, y la implementación de medidas estrictas de prevención de contacto, pueden prevenir la propagación del COVID-19 (Pengfei Cui et al., 2020). Entonces ¿qué nos queda?
Es momento de dejar volar la imaginación, de mantener relaciones sexuales que, de momento, no comporten contacto oral, genital o de cualquier tipo en que entremos en contacto con fluidos de nuestras parejas. Esto no quiere decir que no podamos tener encuentros eróticos a través de los que regalar y regalarnos placer, establecer vínculo afectivo, comunicarnos, fortalecer la relación… Tenemos multitud de opciones:
La masturbación es una de las prácticas sexuales seguras. Autoestimularnos siempre de la misma manera puede provocar aburrimiento y disminución del placer por habituación, pero cambiando movimientos con las manos, juguetes o cualquier tipo de cremas genitales intensificadoras de sensaciones podemos disfrutar plenamente de nuestro placer.
Una variación de la anterior es la masturbación en presencia de la pareja y manteniendo la distancia física, estimula el imaginario erótico y la excitación, pudiendo convertir la escena en altamente estimulante.
El sexo telefónico y el sexting, parecen ser de las prácticas favoritas en la cuarentena y podemos mantenerla en la próxima etapa. Comunicarnos sexualmente a través de un teléfono, smartphone u ordenador, apoyándonos con material erótico como fotos o vídeos, explicar lo que nos gusta, lo que acontece por la imaginación o escuchar la fantasía erótica de la pareja puede ayudarnos a reconectar en la intimidad.
El uso de material erótico como cine, vídeos, relatos, descripciones de audio, etc. pone en funcionamiento nuestras neuronas espejo permitiéndonos empatizar con lo que percibimos, aumentando nuestras sensaciones eróticas.
Otro tipo de juegos de creatividad sexual como escribir nuestra propia fantasía o relato erótico y compartirlo pueden ser ideas muy válidas para mantener un buen contacto erótico con el que sentirse satisfecho.
¿Hasta cuándo?
Ante la incertidumbre sobre cómo va a continuar el desarrollo de la enfermedad, de momento podríamos considerar la vacuna como esa luz al final del túnel, siempre y cuando los estudios nos indiquen que tras la administración de un fármaco seremos inmunes a la enfermedad.
De la misma manera que hemos aprendido a protegernos de otras Infecciones de Transmisión Genital (ITG’s), también tendremos en cuenta las medidas necesarias para protegernos de la COVID-19. Hasta entonces, es momento de estimular la creatividad erótica manteniendo relaciones sexuales de forma segura.
Marta Torres
Psicóloga y Sexóloga
por admin | Ene 22, 2020 | Uncategorized
Es difícil explicar lo inexplicable, es decir el amor, mediante fórmulas químicas, hormonas y todos los procesos que tienen lugar en el laboratorio interno con el que todos contamos. Sí es cierto que durante el orgasmo, un neurotransmisor llamado oxitocina se libera en ciertas partes del cerebro, es uno de los ingredientes clave para que los seres humanos fabriquen amor, confianza, lazos y reduzcan el miedo, además de ser una de las razones por las que los orgasmos resultan tan placenteros. Sin embargo, aunque casi todos los científicos se decantan en que el amor y el sexo son igual de importantes y difícilmente separables, como si quisiéramos saber que es más importante el cuerpo o la mente para estar sano, también son muchos los que piensan, que es imposible tener mal una cosa sin que, inevitablemente, repercuta en la otra.
En el sexo nos comportamos como somos, vulnerables, desnudos y todo lo que cargamos a nuestras espaldas se refleja en la cama. Una relación sexual no es un mero intercambio de fluidos o placer. Es comunicación, y cuando esta no funciona en el día a día, es muy difícil que fluya en el dormitorio.
Intimidad, pasión y compromiso, entendido también como complicidad podrían ser los ingredientes perfectos para que una relación se dé en términos de unión. Si hay mucha intimidad pero no hay pasión, hay una muy buena amistad. Si hay pasión pero no compromiso o intimidad, se trataría de amantes. El sexo es un elemento que, se utiliza a menudo como herramienta de relación, pero si no hay ningún otro nexo de unión, la pareja acaba por deshacerse.
Muchas de las causas de prolongar la vida de pareja con respiración asistida, cuando está ya ha dejado de utilizar sus pulmones hace tiempo; o de tirar la toalla y denegarle una segunda oportunidad, están en una mala concepción, no solo de lo que es una pareja sino de lo que es el amor y el sexo. Hay muchas formas de amor, y por lo tanto de parejas, y hay que elegir, e incluso construir, la que más se ajuste a nuestros deseos. Lo que sí se podría apuntar a favor del sexo es que éste es menos hipócrita y le cuesta esbozar sonrisas o mirar para otro lado cuando la cosa no va bien.
Luchar a brazo partido por la convivencia y olvidar dejar algo de energía para el sexo, por eso de que éste es algo instintivo, es, seguramente, el mayor error de la mayoría de las parejas, siendo una necesidad en muchos casos el conciliar la vida laboral, familiar y sexual.
El sexo puede ser una de las experiencias más satisfactorias a la hora de conectar con tu pareja, lo que a su vez conlleva que, en algún momento, pueda ser también el motivo de conflicto principal en la misma.
Las diferencias existentes entre los miembros de una relación producen todo tipo de consecuencias que pueden provocar distancia, monotonía, frialdad o desajustes en las relaciones sexuales y afectivas en la pareja. Es hora de desmitificar que “el amor todo lo puede”, porque no, el amor por sí mismo no basta si este no va acompañado de esfuerzo, mimo y cuidado mutuo para ir afrontando los cambios que toda relación conlleva.
¿La parte positiva? La sexualidad es un proceso dinámico que se aprende, por tanto, también se desaprende y desde Corporal Control estamos encantados de acompañaros en el (re)descubrimiento de vuestra pasión en pareja.
Marta Torres
Psicóloga, Sexóloga y Terapeuta de Pareja
Cristina Salar
Doctora en Fisioterapia y Psicología. Especialista en Sexología.
por admin | Ene 7, 2019 | Uncategorized

Según Psychology Today, la primera vez le duele a 1 de cada 3 mujeres, y según Scarleteen y Seventeen Magazine, no debería doler nada, sobre todo si no es la primera vez.
Entonces, si el sexo no debería doler tras la primera vez, ¿por qué a mi me pasa?, es una de las preguntas que recibimos cada semana en consulta.
Y es que el vaginismo es una de las causas que pueden provocar dolor en las relaciones sexuales, lo cual también es conocido como dispareunia.
Se trata de una contracción involuntaria e inconsciente de los músculos del suelo pélvico que rodean la vagina, los músculos pubococcígeos, provocando un cierre total o parcial de ésta y causando dolor, ardor o incomodidad en las relaciones sexuales, al intentar insertar un tampón o ante una exploración ginecológica.
Los síntomas del vaginismo varían dependiendo de la intensidad de la contracción de los músculos del suelo pélvico y pueden ir desde una leve sensación de ardor hasta un cierre total de la abertura de la vagina, siendo algunos de sus síntomas:
- Ardor, picor y/o tensión muscular vaginal durante las relaciones sexuales.
- Dolor que impide o dificulta la penetración.
- Incomodidad persistente ante las relaciones sexuales.
- Dificultad o incapacidad total para insertar un tampón.
- Dificultad al someterse a una exploración ginecológica.
- Posibilidad de insertar tampones o llevar a cabo una revisión ginecológica pero incapacidad de penetración sexual.
- Posibilidad de penetración sexual pero incapacidad de experimentar un orgasmo por la sensación de incomodidad o dolor o por el miedo a un espasmo repentino.
- Dolor repentino en la esfera pélvica que se acentúa ante la contracción, excitación o relación sexual.
Tanto si siempre te ha pasado (vaginismo primario), como si ha sido secundario a un parto, acontecimiento traumático físico o psicológico en un momento de tu vida, problemas sentimentales o situaciones de estrés, menopausia…(vaginismo secundario) tiene solución, y es que los últimos estudios refieren porcentajes próximos al 100% en la resolución de dicho problema.
Y es que el origen del vaginismo está en una combinación de causas física y psíquicas que provocan que el cuerpo reaccione ante la previsión de dolor. Un circulo vicioso en el que el cuerpo anticipa el dolor y contrae los músculos del suelo pélvico, esa contracción genera más dolor, el cuerpo se resiste a mantener relaciones sexuales, la resistencia a mantener relaciones sexuales genera frustración y ansiedad pudiéndose llegar a inhibir el deseo…
El sexo se vuelve cada vez más doloroso, incómodo o desagradable y el cuerpo refuerza e intensifica la respuesta refleja de contracción de la vagina tratando de defenderse del daño y resistiéndose por todos los medios físicos y psíquicos a su alcance a afrontar ese momento.
El tratamiento, generalmente, trata de instaurar una serie de habilidades y reeducar los músculos del suelo pélvico para que respondan de manera controlada y positiva ante los estímulos sexuales. Así psicóloga y fisioterapeuta realizarán una terapia adecuada para encontrar los motivos psíquicos y emocionales por los que esa persona asocia el sexo con una experiencia negativa, normalizar el tono, técnicas de inserción y dilatación gradual, ejercicios para casa e implicación de la pareja si así se desea y si la hubiera…
En definitiva, la información y la identificación de las causas y motivos que originan esta dolencia es fundamental para su tratamiento, y saber que los resultados son tan positivos y permanentes debería ser un argumento definitivo para afrontarlo inmediatamente acudiendo a un especialista en suelo pélvico.
Porque el SEXO NO DUELE… te invitamos a conocer tu cuerpo, identificar cada uno de los factores y ayudarte a solucionarlo y aprender o volver a disfrutar tu sexualidad.
Cristina Salar
Doctora en Fisioterapia. Especialista en Suelo Pélvico y Fisiosexología
Marta Torres
Psicóloga. Especialista en Sexología y Terapia de Parejas