La menstruación no duele

La menstruación no duele

No, «la regla no duele» y cuando el cuerpo da señales de dolor, es que algo no anda bien. El cuerpo nos habla, y tenemos que aprender a escucharlo, y no callarlo con analgésicos sin prestarle atención…Nos hemos acostumbrado a normalizar el dolor de la menstruación, y esa normalización (tanto por parte de las mujeres, como de los profesionales) nos ha llevado a sufrir desequilibrios de los que no somos conscientes, y a perpetuar enfermedades que pasan “desapercibidas”.

Nos estamos acostumbrando a no estar sanos… por ejemplo, el tener estreñimiento, no es normal, puede que llevemos toda nuestra vida con ese problema y que al ser habitual lo hayamos normalizado, pero un intestino que no trabaja bien es otro síntoma de que tu cuerpo no está bien. Igual pasa con las mujeres que sufren dolor de menstruación, y cuando investigamos el origen de ese dolor siempre encontramos un por qué. En los últimos años hemos conseguido ponerle nombre «dismenorrea» pero tenemos que ir más allá y dejar de considerarlo normal, buscar la causa y tratar el problema.

Es impactante saber que el tiempo medio de diagnosticar la endometriosis es de siete años y es porque tanto profesionales como pacientes han  normalizado  el hecho de  tener una menstruación dolorosa escuchando frases y creencias erróneas como «cuando  tengas hijos  se te irá».

El primer paso para respetarnos es conocer, y nuestra menstruación a veces es desconocida incluso para nosotras, por lo que es importante entender de forma clara el proceso y las tres fases diferenciadas de la misma: la fase folicular (preparación y crecimiento del futuro óvulo), la ovulación, y la fase lútea (el cuerpo se prepara para el embarazo).

En el caso de que el embrión no se implante, llega la menstruación, el endometrio (la capa interna del útero que ha crecido para acoger al embrión) se desprende y aparece en forma de sangrado. En todas estas fases, hay subidas y bajadas hormonales, y esto puede provocarnos alteraciones de ánimo, retención de líquidos, molestias… pero leves. Si el dolor, la molestia, el desequilibrio, interfiere en nuestra vida normal, entonces, hemos de prestarle atención y buscar qué está originando este trastorno.

El dolor nos habla de inflamación, de tejidos que responden a señales. La inflamación existe para “reparar”, para dar solución a un problema, que puede ser una infección, una lesión… y es una reacción del sistema inmunológico para protegernos. Por lo tanto, aquí una tiene que preguntarse “¿Por qué cada mes mi cuerpo se pone en proceso de reparación? ¿De qué me quiere proteger?”, no tiene sentido, que cada mes, con la menstruación mi cuerpo se inflame.

Y entonces, ¿por qué mi regla duele? 

El origen del dolor menstrual es múltiple y multifactorial, pero en muy pocas ocasiones de etiología desconocida.

  • El más común, puede ser la endometriosis. Esta enfermedad se distingue por provocar dolor en la menstruación, desde dolores leves hasta dolores insoportables que paran la vida de la mujer que los sufre.
  • El síndrome del ovario poliquístico o SOP también puede cursar con dolor. Otra patología hormonal que puede cursar de distintas maneras, y en la que el desajuste hormonal y el exceso de estrógenos provoca la inflamación y por tanto el dolor.
  • Tener exceso de estrógenos: se puede tener un exceso de estas hormonas, sin necesidad de sufrir SOP o endometriosis. De hecho la mayoría de las mujeres del mundo industrializado, sufre de hiperestrogenismo, ya que debido al tipo de alimentación que llevamos, al tipo de vida sedentaria que vivimos, y al estar rodeadas de un exceso de toxinas, hace que nuestro sistema hormonal no trabaje como debería, y eso acaba afectando a nuestro hígado y alterando nuestra función detox del mismo (encargado de eliminar el exceso de estrógenos, entre otras cosas).
  • El tener miomas dentro del útero o quistes en el ovario también nos puede provocar dolor y un exceso de sangrado, ocasionado en la mayoría de los casos por el exceso de estrógenos, y el desequilibrio que generan en nuestro sistema.
  • El tener una infección también puede cursas con dolor y en consecuencia una mayor tensión e hipersensibilidad de la zona.
  • Y en último término las tensiones en el suelo pélvico, tanto de la musculatura como de los ligamentos que sostienen nuestras vísceras, la falta de movilidad de las mismas o el bloqueo o «mala posición» de alguna de ellas. Esta tensión puede ser  consecuencia de una de las patologías anteriores o ser el origen del dolor, en ambos casos, la liberación de la misma, el devolver la movilidad y normalizar el tono, ayuda a un mejor funcionamiento y resolución del dolor.

Debemos de tener en cuenta también que si existe cualquiera de estos desequilibrios o patologías, nos puede afectar a nuestra fertilidad, y es mucho mejor buscar el origen, tratar la sintomatología y evitar otros problemas derivados de la misma, antes de que pueda afectarnos a nuestro deseo de ser madres.

Pero sobre todo ser conscientes de que el «dolor no es normal» y si nuestro cuerpo «nos grita» hay que escucharlo, respetarlo y ponerse en manos de profesionales que puedan establecer un diagnóstico, conocer la causa y tratar aquello que nos hace «tener presente» partes de nuestro cuerpo o momentos que deberían vivirse sin dolor.

Cristina Salar

Doctora en Fisioterapia

Especialista en Suelo Pélvico y Salud de la Mujer