La electroterapia en el suelo pélvico ¿como nos puede ayudar?

La electroterapia en el suelo pélvico ¿como nos puede ayudar?

Hoy vamos a hablar de electroestimulación de la musculatura del suelo pélvico. Últimamente son muchas las pacientes que llegan a consulta y nos preguntan sobre esta técnica por que han escuchado hablar de ella (amigas, redes sociales,…), otras porque NO quieren que les apliquemos esta técnica porque le han dicho que “puede llegar a causar una hipertonía y empeorar el problema” “que no sirve para nada” “que duele porque se aplica un electrodo intravaginal”….. en este post vamos a intentar dar un poco de luz a todas aquellas dudas que puede generar esta técnica aplicada a las patologías del suelo pélvico.

La electroestimulación consiste en la aplicación de una corriente eléctrica mediante electrodos de superficie o intracavitarios, con el objetivo de provocar una contracción “similar a la que se provocaría con una contracción normal” del músculo tratado.

Entonces, ¿para qué utilizamos un electroestimulador? El principio de la electroestimulación es muy sencillo, es igual al que se produce de forma fisiológica, pero en este caso la excitación tiene lugar gracias a estímulos eléctricos perfectamente adaptados al tipo de fibra que deseamos estimular, de forma que la contracción muscular resultante será más intensa y más fuerte, llegando a hacer contracciones del 100% de las fibras musculares, en lugar de aproximadamente el 70-80% como ocurre en una contracción normal de una persona sana.

De este modo, los beneficios que podemos atribuir a la electroestimulación es:

  • Permite localizar mejor la musculatura del suelo pélvico y conocer la acción concreta de esta musculatura. Algunas personas desconocen cómo contraer esta musculatura (desconocida para muchas personas) y el hecho de obtener una contracción “artificial” facilita que conozcamos la ubicación y función de estos músculos.
  • Mejorar la vascularidad muscular que nutre al músculo y permite una mejoría en aquellos músculos que están más debilitados, ya que al no poder contraer el aporte sanguíneo es menor y esto provoca que se entre en un círculo vicioso de debilidad-falta de contracción-menor vascularidad-debilidad, llegando en algunas ocasiones a desarrollarse dolor
  • Mantener o incrementar la fuerza, lo que es muy positivo en personas que tienen una debilidad de esta musculatura, siendo una de las técnicas más adecuadas para conseguir estimular la contracción de determinadas fibras musculares sin necesidad de someter a esta musculatura a una carga directa con peso o resistencia, que en algunos casos va a provocar el efecto contrario al que queremos conseguir, debido a la fatiga muscular que puede llegar a ocasionar.
  • Regular la función, en concreto se han descrito efectos positivos en vejigas hiperactivas, ayudando a que se normalice la función del músculo detrusor (el músculo que envuelve la vejiga y que es el responsable de contraerse cuando la vejiga está suficientemente llena).

Para obtener estos efectos positivos mediante el uso de electroestimuladores es necesario que un fisioterapeuta programe estos aparatos con los parámetros más adecuados al tipo de fibra, estado de la musculatura y tipo de función que se desea conseguir, con el objetivo de evitar resultados inadecuados o inexistente en la aplicación de estas técnicas. Pero siempre se debe tener en cuenta el estado inicial del paciente para EVITAR la fatiga muscular debido a un exceso de trabajo de la misma, lo que agravaría aún más la debilidad de esta musculatura, pudiendo llegar a ocasionar una HIPERTONIA de la musculatura con el consecuente aumento del dolor

Con el objetivo de obtener los mejores resultados posibles, debemos utilizar siempre aquellos electrodos que mejor se adapten a la zona de tratamiento. Por regla general, este tipo de aparatos siempre se han utilizado con electrodos adhesivos que se colocan en la superficie del cuerpo correspondiente con la musculatura a tratar. Debido a la profundidad de la musculatura del suelo pélvico, en muchas ocasiones es más adecuado utilizar electrodos intravaginales y/o intraanales.

Existen infinidad de modelos de electrodos intravaginales y/o intraanales en el mercado. Tu fisioterapeuta, tras llevar a cabo una exploración física y funcional de tu suelo pélvico, podrá aconsejarte sobre el modelo que considera más adecuado para ti.

¿Sirve la electroestimulación para todo el mundo?

En principio, la electroestimulación en el suelo pélvico ha demostrado ser útil en los casos de:

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo
  • Vejiga hiperactiva
  • Vaginismo
  • Dispareunia
  • Incontinencia fecal

Sin embargo, su uso está contraindicado en:

  • Mujeres embarazadas
  • Marcapasos
  • Dolores sin diagnosticar
  • Fiebre
  • Zonas en las que existe pérdida de la sensibilidad
  • Tumores, dependiendo del estadio en el que se encuentre el paciente

Por lo tanto, podemos decir que la electroestimulación es una técnica que supervisada por un fisioterapeuta puede ayudarnos a mejorar notablemente el estado de la musculatura del suelo pélvico, permitiéndonos (debido a que estos aparatos están disponibles en formato portátil) que los pacientes puedan continuar el tratamiento en casa.

Cristina Orts

Doctora en Fisioterapia

Especialista en Electroterapia y Suelo Pélvico

Afrodisíacos: ¿mito o realidad?

Afrodisíacos: ¿mito o realidad?

“Algo que proporcione osadía, arrojo, intrepidez; una sustancia del paraíso perdido, de las fuentes de la eterna juventud, de los árboles con frutos prohibidos, de las piedras filosofales, de las plantas evocadoras de falos y vaginas…”



¿Qué entendemos por afrodisíaco? Seguro que muchas veces has escuchado hablar sobre sustancias con efectos afrodisíacos o libidinosos: alimentos, olores, hierbas… Pero, ¿A qué nos referimos específicamente cuando hablamos de que una sustancia provoca este tipo de efectos?

La importancia de esta aclaración reside en que confirmar si estas sustancias afrodisíacas son un mito o no va a depender directamente de ella. 

Si por Afrodisíaco entendemos cualquier sustancia capaz de provocar en hombres y mujeres un inminente aumento del deseo de un encuentro sexual, lo sentimos, debemos ser muy estrictos en aclarar de una vez por todas que no, los afrodisíacos como tal no existen.



“Los hombres han buscado durante años, aunque generalmente en vano, sustancias sexualmente estimulantes. La mayor parte de los llamados afrodisíacos son farmacológicamente inactivos. Si aumentan la conducta erótica, es exclusivamente a un efecto placebo” señalaba Kaplan ya en 1996, respaldada por numerosos estudios científicos posteriores.
No existe en la naturaleza ni, hoy por hoy, en los laboratorios que produzca la aparición del deseo y las ganas de mantener relaciones sexuales, de hecho el deseo sexual es en la actualidad todavía un proceso que guarda numerosas incógnitas para los expertos en sexualidad humana. Pero entonces, ¿de dónde proviene esta creencia?

En la Europa medieval fue la mandrágora, por su forma de hombre, en África, el pene de león en polvo, en China, el cuerno de rinoceronte, y así podríamos continuar enumerando cientos de sustancias conocidas tradicionalmente por sus supuestos efectos sobre la activación sexual. Tradicionalmente se ha tenido constancia de la búsqueda incansable de este tipo de sustancias naturales que provocaran que hombres y mujeres se dieran rienda suelta a sus instintos más salvajes. Y no fue en vano, ya que comenzaron a descubrirse efectos específicos de determinadas sustancias que influían en sistema nervioso humano y por tanto, en determinados procesos básicos del ser humano, entre ellos, la actividad sexual.


Obviamente existen incontables sustancias que producen diversos efectos fisiológicos en nuestro organismo: vasodilatación, aumento del flujo sanguíneo, segregación de hormonas determinantes en nuestro bienestar como son la dopamina o la serotonina, incluso algunas que nos hacen sentir más activos y vitales como la testosterona; pero la realidad es que ninguno de estos efectos tienen influencia directa sobre el deseo sexual. Son activadores generales, lo que provocan es que nos sintamos más a gusto en general y que tengamos más ganas de hacer cosas. En sí mismos no aumentan el deseo sexual. Es decir, en caso de excitarnos sexualmente o simplemente sentir ese deseo previo a la excitación, haber consumido un vasodilatador facilitará el flujo sanguíneo en nuestros genitales. Pero, y he aquí la clave, en caso de no existir un estímulo o razón para tener ganas de actividad sexual, el consumo de tal sustancia será totalmente inútil. Y es que, ninguno de los efectos anteriores puede compararse al efecto placebo. La idea de pensar que una sustancia vaya a provocar determinado efecto en nosotros, es suficiente para provocarnos tal efecto en menos de lo que canta un gallo. 



En estas consecuencias inmediatas se basa Pere Estupinyà cuando afirma “Los afrodisíacos no son un mito, pero el clásico chocolate o vasito de vino que mejoran nuestro humor y aumenta la sensación de bienestar continuarían siendo, junto con placebos de distinto origen, una de las mejores opciones para facilitar el encuentro sexual”.

Porque en términos de deseo sexual siempre será más efectiva una buena conversación, un agradable rato de risas o una cena agradable con alguien que nos atraiga. 

Y es que el ginseng, la canela, el chocolate, los higos, la Viagra, el marisco, la nuez moscada y toda la retahíla de productos comercializados con objetivo de aumentar el deseo, no son más que eso, un fructífero comercio.

Marta Torres

Psicóloga

Especialista en Sexología y Terapia de Parejas